La hermosa ciudad de París se transformó en la capital de la moda en el siglo XVIII, durante el reino de Luis XIV.
El soberano mandó a llamar a los mejores modistas del mundo para vestir a toda la nobleza. Poco a poco, los trajes y accesorios comenzaron a ser copiados por el resto de Europa a raíz de la creación de muñecas (poupeé) vestidas de modé (a la moda).
En un período corto Francia se transformó en la cuna del ¨savoir faire¨ (saber hacer) gracias a una forma política que incentivaba a atraer grandes artistas, pero de todos los sectores creativos.
En vísperas de la Revolución Francesa de 1789 ya hacía mucho que el país imponía al resto del mundo su gusto por la moda pero también por los perfumes, muebles, tejidos, telas o trabajos de cuero.
Con el tiempo fueron incrementándose los franceses que iban a dedicarse a la moda. Los mejores modistos fueron apareciendo y creando ropa de Alta Costura.
La casa Worth se convirtió en el taller de moda más prestigioso de París del siglo XX. Jean Philippe Worth fue el director creativo de la marca entre 1885 y 1910.
Paul Poiret revolucionó la moda femenina luego de abrir su taller en 1904. Creó vestidos altos de talle y sueltos pensados para llevarse sin corsét. Impuso el uso del sujetador o corpiño. Sus diseños tenían influencias japonesas y exóticas.
Gabrielle Chanel, la modista francesa conocida como Coco Chanel, en 1924 abrió su casa de modas en París.Utilizó diseños sencillo y elegantes que conquistaron al instante a las mujeres de los años veinte. Luego de conseguir tanto éxito en la moda se lanzó a producir en la joyería y la perfumería. Se retiro a fines de la decada del 30 y en los cincuenta volvió a las pasarelas con muchísimo éxito.
Pierre Balmain abrió su taller parisiense en 1945. Diseñó infinidad de prendas: ropa deportiva, vestuario de películas y trajes para celebridades.
El modisto francés Christian Dior siempre fue recordado por su exitosa primera colección La New Look en 1947. Se basó en largas faldas plisadas, con mucha elegancia en su estilo produjo un gran cambio. Dior lanzó llamativos diseños durante los años cincuenta.
Hubert Givenchy abrió su taller en 1952. Sus prendas imponían una elegante simplicidad, como la famosa blusa Bettina hecha de algodón.
En 1953 fue el año en que el modisto francés Pierre Cardin presento su primer desfile. Mas adelante se hizo famoso por su ropa masculina y Unisex.
El francés André Courrèges en 1964 dejó boquiabierto al mundo de la moda con sus diseños futuristas. Diversas novedades de los años sesenta se deben a él, implanto los conjuntos de chaqueta y pantalón para la mujer.Además se ha proclamado como inventor de la minifalda.
El diseñador de moda y empresario francés, Yves Saint Laurent, trabajó primero para Dior,luego monto su propio taller en 1962. El pop art tubo gran influencia en sus diseños.
Jean Cacharel se traslada a París y abre un pequeño taller, donde hizo sus primeras camisas de hombre. Luego cambió de género y abrió una empresa de diseño de ropa femenina. En los primeros años sesenta se hizo famoso con blusas y camisas (confeccionadas a menudo en algodones de flores y estampados Liberty) y con faldas-pantalón y minifaldas de gabardina con tres tablas a cada lado. Fue un estilo muy copiado de aquella época.
Kenzo Takada empezó su carrera en París en 1964, después de estudiar en la mas prestigiosa escuela de estilismo japonés, la Bunka Gakuen de Tokyo. Se caracteriza por la innovación basada en un estilo oriental, con prendas amplias que se acoplan perfectamente al estilo europeo.
Jean-Paul Gaultier fue uno de los primeros modistos franceses que acusaron el impacto del estilo punk, un boom en ese entones en Londres y otras ciudades. Le llego la fama a finales de los años setenta. Gaultier se convirtió en el menos convencional de los creadores de moda masculina en los ochenta.
Muchos de estos siguen vigentes y son observados por multitudes, cada año, en PARÍS FASHION WEEK. La semana de la moda, que se celebra una vez por año.
Actualmente París y Londres se pelean por el título de capital de la moda, pero los londinenses no paran de asistir a cualquier evento de la capital francesa. La tendencia parisina se impone desde hace tres siglos y tiene mucha más historia como para merecerlo.